miércoles, 5 de marzo de 2008

Cambiar todo para que todo siga igual

He cambiado de diseño, que no de camisa, tal y como hacen una buena parte de los gobernantes del país que hacen suya la frase Giuseppe Tomasi di Lampedusa, en el Gatopardo, refiriéndose a la capacidad de adaptación de los sicilianos a sus gobernantes. Aunque seamos la admiración del diario galo Liberation por el modelo de democracia que tenemos (creo que lo hacen más por pinchar a su presidente que por halagar), los dirigentes políticos siguen olvidando cuestiones importantes y ninguno apuesta por arreglarlas porque los votos van por otro lado.
Somos el país de Europa donde más cocaína se consume; para ser una rimbombante potencia económica, somos el paraíso de los sueldos raquíticos; acosar en el trabajo, a la ex o al vecino resulta barato y con un poco de suerte nadie se entera; si tienes experiencia, malo porque nadie va a pagarte lo que sabes; todo el mundo sabe de internet e informática, pero somos uno de los países con las más altas tasas de contaminación vírica del mundo; te sacuden dos horas de plomizo debate electoral gratuito sólo para dos partidos y tienes que dar las gracias; el paro aumenta y como vamos tan bien nos vamos a repartir los ahorros en lugar de emplearlos en formación; llevo diez años pagando los libros escolares de mis hijos y la única ayuda que he recibido ha sido para pagarlos a plazos; la noticia más leída del día en los periódicos de hoy ha sido "el temporal que azota la península" que, 'como todo el mundo sabe, es la primera vez que pasa'.
Por eso, y visto lo visto, he cambiado de diseño. Estoy seguro de que no va a cambiar nada de aquí a 30 años, aunque lo parezca.