domingo, 20 de abril de 2008

Las patatas fritas matan a los monos de Gibraltar


"Papa, tienes que hacer algo para que no los maten", me decía mi hija tras conocer la noticia de que el gobierno de Gibraltar va asacrificar 25 de los 200 monos que pueblan el peñón. La concienciación, más que ecológica -que lo es- se debe a que le traje de recuerdo un peluche de este homínido la última vez que visite la colonia, hace apenas tres semanas. El argumento esgrimido por el gobierno local para justificar la matanza de estos animales- con los que compartimos el 99% de nuestro ADN-, según el gobierno local, no es otro que molestan a los turistas y al resto de los ciudadanos cuando descienden por la ladera de la roca para curiosear por la ciudad.

Los avispados primates se han acostumbrado a compartir las patatas fritas y los smarties con los turistas que llegan al parque natural donde habitan. Y cuando no reciben visitan, ellos las hacen a su manera. Es decir: buscan comida en los bolsos de los tourists y en las tiendas y, claro, no pagan. Además, desconocedores de los derechos de los automovilistas y de las exigencias de las compañías de seguros, se dedican a robar tapacubos y a romper antenas de radio, lo que ha provocado las iras de muchos llanitos. Pero a los pobres animales, que con a la historia son los únicos atractivos de la roca, no les ha defendido nadie de los turistas: Durante décadas han sufrido cólicos y diarreas por la bazofia dulce y salada que les daban sin control.

Leo hoy en el Mundo que los españoles Rebeca Atienza y Fernando Turmo cuidan de 139 chimpancés en el Congo, donde los cazadores furtivos han puesto en peligro de extinción a nuestros primos hermanos, bajo los auspicios del Proyecto Gran Simio, el Instituto Jane Goodall y la Fundación Aspinall y el Ministerio de Aguas y Bosques de la República del Congo. La labor es, desde luego, encomiable, pero los responsables de estas entidades también podrían echar un vistazo a lo que está ocurriendo a apenas 670 kilómetros de Madrid.

Como no es bastante faena para los monos que los hayan convertido en símbolo de la ocupación ahora van y los matan porque incordian. Que las autoridades gibraltareñas muevan el trasero y busquen una alternativa. Aunque me temo lo peor: si no han sido capaces de protestar por tener en su puerto un submarino atómico soltando basura radiactiva no van gastar un penique de sus libras para salvar un mono con diarrea.