

Los pocos minutillos que lo seguí me parecieron una continuidad del histórico Qué me dices, con un toque de inequívoca mala leche y de ironía propia de quienes no suelen mirarse al espejo. El periodismo, aunque sea del corazón, debe ser mínimamente serio y, por qué no, de calidad. No es serio que, como en una ocasión hicieron sus responsables, prometieran una entrevista a un famoso inaccesible y la extraordinaria exclusiva periodística se quedó en un par de gritos a un coche en el que se suponía iba el objetivo de la primicia -zapeé a los tres minutos-. Por no hablar de las exclusivas inexistentes presentadas con música de fondo al más puro estilo Hitchcock.
A mí todo esto del final del prograna, la verdad, me la trae al pairo, pero no entiendo muy bien cómo es posible que se convoquen manifestaciones de apoyo al 'tomate' y no las haya de protesta por haber convertido el mercado laboral de este país en el paraíso de los becarios y el de los consumidores en una avalancha de empeñados hasta la cejas con hipotecas de por vida. Por no hablar de cosas menos generales como que para conseguir un pasaporte en Madrid haya que levantarse a la 6 de mañana, esperar colas interminables y rezar para que el 'fabuloso' sistema informático de Interior no se venga abajo mientras los funcionarios escrutan la documentación. !... País!