jueves, 28 de junio de 2007

Julio Alonso, otro mensajero al que quieren 'matar'


Estoy convencido de que, tal y como aparece en la cabecera de este modestísimo blog , "el periodismo no cambia y sí lo hacen los soportes", como es evidente, en clara alusión a la era digital y a Internet, medios con los que he trabajado en los últimos años y en los que creo desde que advertí sus infinitas posibilidades. Y no ha cambiado porque no lo ha hecho su finalidad (informar).
Aunque ahora, creo, tendré que añadir a la cabecera: estoy en contra de cualquier iniciativa encaminada a "matar al mensajero", porque esta actividad tampoco ha sufrido cambios con el progreso tecnológico. La frase sigue tan vigente y llena de valor como hace 31 años. Digo esta cifra como podría haber dicho 60, 70 o 200. Y es que un veterano y respetado bloguero como Julio Alonso http://www.merodeando.com/ ha sido demandado por la SGAE por una entrada publicada hace tres años en la que criticaba los cobros "abusivos" por los derechos de autor. Los 'creadores españoles' reclaman al bloguero 9.000 euros de indemnización, las costas del juicio, la retirada de la entrada y una rectificación en la que se muestre a la SGAE como "víctima de una conspiración injusta en su contra", leo en http://www.bandaancha.st/weblogart.php?artid=4818.

Esperemos que el juez tenga en cuenta que por el CD donde grabe la sentencia y archive el proceso también ha pagado derechos de autor el estado o, quizás, el mismo magistrado o el secretario del juzgado. Los mismos que pago yo por grabar mis propios trabajos, las fotos de mi familia y las canciones que grabo con mi guitarra y nadie me liquida ni un centimito de nada a final de año.

Me queda la esperanza de que todo va a salirle bien a Julio porque su abogado es Carlos Sánchez-Almeida, un joven letrado que ya ha puesto a la SGAE en más de una ocasión contra las cuerdas. No conseguí entrevistarlo, tal y como era mi intención para un programa de radio en el que colaboraba, porque estaba preparando un juicio contra el canon en los discos vírgenes. Su razonamiento entonces contra el canon era tan evidente como lo es ahora la inocencia de Julio.