martes, 17 de julio de 2007

Marketing para el yogur griego y para Zapatero


Por más esfuerzos que he hecho no he sido capaz de localizar ni un documento sobre la Asociación Española de Catadores de Yogur, suponía que era a la que se refiere el conocido anuncio de televisión sobre la variedad griega de este alimento. He encontrado resultados sobre talleres de helados, organizados por la Asociación Española de Catadores, pero ni un sola pista sobre degustadores profesionales del manjar lácteo. Lo más cercano con lo que me he tropezado ha sido una Asociación Española de Catadores de Queso. Si no existe -Google no la encuentra- para qué anuncian ese respaldo. Luego he sabido que la Asociación de catadores no sólo se dedica al vino, sino que su fin es "divulgar las prácticas de la cata y el análisis sensorial entre sus miembros y entre el público en general, tanto de vinos, como de aceites, quesos, café o cualquier otro producto alimenticio susceptible de valoración organoléptica".

Está claro que la opinión de estos expertos sobre el yogur tiene como único fin servir de arma al marketing, el mismo que utiliza el Gobierno de Zapatero cuando anuncia que va a ayudar a las familias con 2.500 euros. Con esa cantidad los padres apenas pagaran unos meses de pañales, pero votaran al reinventor del talante por su gesto. La dádiva también ha encabronado a los que no hemos recibido ayudas por las cargas familiares que soportamos como jabatos y, lo que es peor, encima hemos tenido que aguantar las chanzas de nuestros compañeros por tener hijos y no poder ir de viaje con su madre al Caribe, porque había que pagar los libros de texto.

El marketing se esta apoderando del mercado, de la política y de la creatividad en todas sus facetas. Es importante vender, imprescindible, aunque lo que vendas carezca de interés o sea bazofia. Sus responsables saben que hay tanto para elegir que a la gente se le olvida que le han tomado el pelo alguna vez pagando un objeto inútil.

Sin ir más lejos, las prensa escrita se dejó seducir hace una década por el marketing y regaló botellas de vino y cristalerías de cierta calidad al que compraba un periódico o una revista. Los medios quedaron en manos de los que hacen los estudios de mercado y diseñan portadas con estilismo aunque sea para anunciar una matanza. Y ahora se regalan sin pudor 'croasanes' duros y artículos de bazar chino que duran hasta que se acaba la pila o prendas que se deshilachan a la segunda puesta. Lo que sea para ajustar las devoluciones de ejemplares.

También hay marketing en las series de televisión. Suelen ser las que duran seis capítulos o menos, porque carecen de chispa o los 'maestros en el arte de vender' taparon la que le dio su creador. Nadie apuesta por ofrecer talento y la formación de los lectores y espectadores es sólo una rémora.

Por cierto, el yogur griego esta estupendo lo diga quien lo diga.