lunes, 3 de septiembre de 2007

Medina Cantalejo sufre estulticia


El pasado fin de semana, todos los equipos españoles de fútbol homenajearon a Antonio Puerta, el jugador del Sevilla que falleció días antes en el terreno de juego. En los medios se vieron millones de lágrimas de aficionados compugidos y de rudos deportistas que por un día olvidaron sus diferencias cuando guardaron un minuto de silencio en memoria del sevillista.
Sin duda, uno de los momentos más emotivos fue el abrazo entre los presidentes del Sevilla y del Betis, cabezas visibles de las hinchadas más radicales y enfrentadas de nuestro país.
Todo iba bien, de maravilla, hasta que el domingo un árbitro sacó una tarjeta amarilla a un jugador por mostrar una camiseta en recuerdo de Antonio Puerta.
El árbitro era Medina Cantalejo y el jugador Sergio Ramos, del Real Madrid, íntimo amigo del fallecido. El colegiado, sin duda estaba poseído o afectado por estulticia aguda o necedad profunda, que, según los médicos, no es una enfermedad clínica.

Lo hizo tan mal Medina Cantalejo que ni siquiera pudo esgrimir que castigó al jugador por orden de sus superiores. Sepp Blatter, la máxima autoridad futbolística mundial (presidente de la FIFA), recomendó hace unos meses a los árbitros que sacaran la tarjeta cuando el gesto se considere una provocación, una incitación a la violencia o altere el curso del partido.Entonces..., por qué, para qué lo hizo. ¿Estaba enfermo? ¿Perdió la vista?

La tarjeta roja y con grilletes habría que haberla esgrimido contra él por atentar contra el sentido común, una cualidad en claro retroceso.