miércoles, 2 de mayo de 2007

Los que faltan por caer en la Operación Malaya

Sé que el juez Miguel Ángel Torres, quien cuenta con todo mi respeto, no necesita de mi modesto apoyo para hacer bien su trabajo, hasta el momento, meticuloso, concienzudo y lento. Marbella y sus ciudadanos se lo merecen. La última detención, la del el ex primer teniente de alcalde Pedro Román, mano derecha de Jesús Gil entre 1991 y 1998, confirma que el magistrado no se ha cansado y que piensa seguir tirando de la inmensa manta que tapaba la mayor red de corrupción descubierta en nuestro país http://www.elpais.com/articulo/espana/Detenidos/ex/primer/teniente/alcalde/Marbella/hija/caso/Malaya/elpepuesp/20070501elpepunac_11/Tes . Pero hay una cuestión que no llego a entender después conocer el sumario y la inmensa lista de implicados: ¿Cómo es posible que todo el mundo supiera lo que estaba pasando allí desde 1991 y nadie hiciera nada para frenarlo hasta hace un año y unos meses?
Los periodistas hemos denunciado cientos de casos concretos. A cual más escandaloso. Algunos compañeros lo hicieron bajo amenazas de todo tipo. Investigaron y encontraron pruebas que invitaban, como mínimo, a que los organismos oficiales indagaran. Lo que, evidentemente, no se hizo. Yo mismo, desde 1996, he publicado reportajes que, entonces, me parecían casos aislados propios de una ciudad rica y de un ayuntamiento que funcionaba como una sociedad anónima. Siempre sospeché que algo gordo -no alguien gordo- se estaba cociendo y, por esto, nunca perdí la esperanza de que la administración, la que fuera, pusiera coto a los desmanes. Pero los años pasaban y todo seguía igual. A nadie le importunaba que en Marbella no quedara ni un metro libre de suelo para hacer una escuela o una caseta para los cubos de basura porque todo estaba vendido, permutado o construido.
Ahora, sé que todo lo que ocurría formaba parte de un plan tramado por personajes sin escrúpulos. Algunos están ya en la cárcel, otros procesados y unos pocos están aún por caer. Estos últimos son los de la enésima fase de la Operación Malaya -eso espero-, los que permitieron que se montara el tinglado.