Sé que el juez Miguel Ángel Torres, quien cuenta con todo mi respeto, no necesita de mi modesto apoyo para hacer bien su trabajo, hasta el momento, meticuloso, concienzudo y lento. Marbella y sus ciudadanos se lo merecen. La última detención, la del el ex primer teniente de alcalde Pedro Román, mano derecha de Jesús Gil entre 1991 y 1998, confirma que el magistrado no se ha cansado y que piensa seguir tirando de la inmensa manta que tapaba la mayor red de corrupción descubierta en nuestro país http://www.elpais.com/articulo/espana/Detenidos/ex/primer/teniente/alcalde/Marbella/hija/caso/Malaya/elpepuesp/20070501elpepunac_11/Tes . Pero hay una cuestión que no llego a entender después conocer el sumario y la inmensa lista de implicados: ¿Cómo es posible que todo el mundo supiera lo que estaba pasando allí desde 1991 y nadie hiciera nada para frenarlo hasta hace un año y unos meses?
Los periodistas hemos denunciado cientos de casos concretos. A cual más escandaloso. Algunos compañeros lo hicieron bajo amenazas de todo tipo. Investigaron y encontraron pruebas que invitaban, como mínimo, a que los organismos oficiales indagaran. Lo que, evidentemente, no se hizo. Yo mismo, desde 1996, he publicado reportajes que, entonces, me parecían casos aislados propios de una ciudad rica y de un ayuntamiento que funcionaba como una sociedad anónima. Siempre sospeché que algo gordo -no alguien gordo- se estaba cociendo y, por esto, nunca perdí la esperanza de que la administración, la que fuera, pusiera coto a los desmanes. Pero los años pasaban y todo seguía igual. A nadie le importunaba que en Marbella no quedara ni un metro libre de suelo para hacer una escuela o una caseta para los cubos de basura porque todo estaba vendido, permutado o construido.
Ahora, sé que todo lo que ocurría formaba parte de un plan tramado por personajes sin escrúpulos. Algunos están ya en la cárcel, otros procesados y unos pocos están aún por caer. Estos últimos son los de la enésima fase de la Operación Malaya -eso espero-, los que permitieron que se montara el tinglado.